Iker Muniain hace crecer sus estadisticas

Su protagonismo en el juego colectivo ha crecido exponencialmente de la mano de Bielsa


Genio y figura. Iker Muniain ha dado rienda suelta a su desbordante personalidad tanto fuera como dentro del terreno de juego a lo largo de la recién terminada campaña. Las redes sociales han sido su herramienta para expresarse lejos del verde. Mientras, sobre el campo, su talento ha hablado por sí solo.

El navarro ha crecido notablemente de la mano de Bielsa. Su protagonismo dentro del juego colectivo se ha multiplicado. Aunque, como ha ocurrido con casi todos los leones, el rendimiento ha sufrido altibajos. Es la factura obligada de una larguísima temporada, donde ha acumulado 4.717 minutos, repartidos en 33 jornadas de Liga, 16 citas de Europa League y 9 de Copa. 58 compromisos en los que ha sido capaz de firmar nueve dianas.

No es una gran marca para un delantero. Pero tampoco es su principal labor. Bielsa ha preferido potenciar sus cualidades en la elaboración de las jugadas de ataque, con la inestimable colaboración de Herrera. Las mejores combinaciones del curso han tenido a ambos como principales protagonistas.

En cuanto a la faceta realizadora, el argentino sí le ha destinado un papel: el del tapado que acude a remachar las segundas jugadas nacidas de la estrategia. El "basurero", le tildan con humor en el vestuario por su misión de aprovechar los 'despojos' que salen de ese tipo de rechaces.
Su pico, en febrero-marzo

Le costó, en cualquier caso, estrenar su casillero de goles. Fue un problema generalizado. El juego rojiblanco empezaba a carburar, pero cada tanto resultaba demasiado caro. Muniain, que estaba teniendo ocasiones, se contagió de esa falta de puntería. Aunque a mediados de septiembre llegó el primero. Frente al Slovan en Bratislava, una diana crucial para la victoria (1-2). El estreno en Liga tardó un mes en llegar. Fue en el derbi disputado ante Osasuna, una de sus 'víctimas' preferidas, en San Mamés (3-1). Repitió la semana siguiente, ante el Valencia en Mestalla (1-1). Ya no marcó más en el torneo de la regularidad.

Después su protagonismo se limitó al juego. Su talento y desparpajo dieron origen a las jugadas más destacadas. Si tenía el día inspirado, y Herrera acompañaba, el espectáculo estaba asegurado. El punto álgido de la temporada lo alcanzó entre los meses de febrero y marzo. Coincidió también con la cumbre del equipo. A primeros de febrero se sumó a la exhibición ante el Mirandés en San Mamés (6-2) con un tanto, prosiguió la racha con los dos goles que dejaron en la cuneta al Lokomotiv de Moscú (2-1 fuera y 1-0 en Bilbao). Y repitió con sendas dianas clave en Old Trafford (2-3) y en el Veltins Arena (2-4).

Justo antes del tanto firmado en Alemania, el último que ha conseguido en la recién concluida campaña, se produjo el único borrón. Sucedió en el 1-1 ante el Sporting de Clemente. Es difícil borrar de la cabeza la imagen del navarro quitándole la pelota a Llorente, con disputa incluida, para tirar un penalti que falló. Es el peaje de su marcada personalidad. Pero ese carácter es el que le ha hecho tirar del carro cuando el equipo le ha necesitado. Incluidas las finales. Aunque él tampoco estuviera inspirado. Demasiada tralla.