Entrevista:Julen Guerrero

"Ahí anda, jugando en el colegio. Está a tope. Ilusión y ganas tiene, ya que está todo el día con el balón". Julen Guerrero, que vive con su familia en Marbella, se refiere al menor de sus dos hijos, Julen Jon, de 6 años de edad. Karla, la mayor, tiene 9. El portugalujo, uno de los mitos del Athletic, puede que dentro de doce años asista al debut de su vástago como rojiblanco, como le sucedió a él a los 18 años. El 6 de septiembre de 1992, hace 18 años, Julen Guerrero escribió el primer capítulo de su historia en el Athletic. Aquél, con el Cádiz como rival en San Mamés dentro de la jornada inicial de Liga, fue el primero de los 430 partidos oficiales recorridos como león, en los que sumó 116 goles. La Perla de Portugalete marcó un antes y un después en la entidad rojiblanca, de la que se convirtió en su máximo referente. El 11 de julio de 2006 anunció, entre un mar de lágrimas y arropado por la plantilla, su retirada para pasar a ejercer como entrenador del primer juvenil. Con la llegada de Fernando García Macua a la presidencia se empezó a barruntar su salida del club, que se consumó el 13 de marzo de 2008. Julen Guerrero se erigió en un modelo a seguir, fue fiel a unos colores pese a recibir ofertas mareantes de otros clubes. Se quedó sin cumplir el sueño de conquistar un título sobre el césped, pero él dice tener uno en su vitrina particular: "Me lo dio la afición". 18 años después de su debut en el Athletic, media vida después, Julen Guerrero se reencuentra en DEIA con su pasado, presente y, quizá, con su futuro.

¿Qué es de Julen Guerrero cuando se cumplen 18 años de su debut en el Athletic?

Disfruto de la familia, de los amigos y del deporte. Todo ello con tranquilidad, porque han sido muchos años de meneo.

¿Tiene algún proyecto en mente?

Siempre hay proyectos encima de la mesa y surgen algunas cosas, que estudias, pero sin nada en concreto.

A sus 36 años de edad, ya ha transcurrido media vida de aquel partido frente al Cádiz. ¿El paso del tiempo llega a nublar los recuerdos?

No se olvidan nunca. No sólo lo que viví desde los 18 años, sino desde que entré en el Athletic con 8. Pasé prácticamente toda mi vida allí. Son 25 años los que dediqué al club y siempre los tendré en el recuerdo.

¿Qué le viene a la cabeza cuando se retrotrae a aquel 6 de septiembre de 1992?

Sobre todo, que se cumplió el sueño de un chaval que nace en Bizkaia, en Portugalete en mi caso, que había pasado por todas las etapas en el Athletic y que su ilusión máxima era debutar en San Mamés con el primer equipo. Son muchos años de trabajo y sacrificio, en los que me dedicaba exclusivamente a ese objetivo. Cuando por fin lo ves cumplido, lo que quieres es aprovecharlo.

¿Es la estampa más emotiva de su trayectoria en el Athletic?

Fue la que consumó un deseo. Pero hay muchas más, desde el primer entrenamiento que hice en Lezama con 8 años, que lo recuerdo perfectamente, pasando por todos los momentos que vas viviendo. Cada uno tiene su cosa, aunque quizá ese sea de los más llamativos.

La elección será complicada. ¿Con qué instante deportivo se queda?

Es difícil resaltar uno sólo. Como logro deportivo quizá habría que quedarse con el subcampeonato de Liga (temporada 1997-98) en un momento especial al tratarse del año del centenario del Athletic. Lo pudimos festejar de una manera inesperada, pero que era la mejor posible.

¿Cómo desea que se le recuerde?

Desde que empecé, la sintonía con la afición fue perfecta y así se mantuvo durante toda mi carrera. Cuando voy por la calle, la gente te habla con ese cariño. Me gusta que me recuerden como un jugador comprometido al cien por cien desde el primer día al último, dándolo todo por el club. Siempre estaba cada segundo de las 24 horas del día pensando en el Athletic.

El fútbol es un mundo de ciclos. ¿Usted abrió uno nuevo en el Athletic?

No lo sé. Intenté aportar toda la ilusión del mundo y todos mis conocimientos. Soy una persona ambiciosa y siempre me ha gustado ganar, que es lo que intentábamos hacer entre todos los compañeros con los que he compartido vestuario.

Se convirtió en un referente interno y externo. ¿El Athletic habría escrito un capítulo bien diferente por entonces si usted no hubiera aparecido?

Nunca se sabrá. No se puede pensar en cosas que no han sucedido. Me siento muy orgulloso de haber formado parte del Athletic durante tantos años y, por eso, me considero un privilegiado.

A los 18 años le llegó el éxito de forma repentina. ¿Es necesario estar hecho de una pasta especial para digerir semejante vorágine?

Te cambia todo de la noche a la mañana. Pasé de jugar en el juvenil al primer equipo y cuatro meses después ya fui internacional. Es importante todo: saber tener los pies en el suelo y tener gente alrededor pendiente de que sigas con la cabeza puesta donde tiene que estar.

Colgó las botas sin conquistar título alguno. ¿Es una espina que le continúa haciendo daño?

Conseguir un título con el Athletic era la ilusión de mi vida. Fue una pena no haberlo conseguido. Me quedo con el título que me dio la afición, merced al cariño y trato que me siguen proporcionando.

Heynckes, Irureta, Stepanovic, Amorrortu, Luis Fernández, Valverde, Mendilibar y Clemente fueron sus técnicos en el Athletic. Como en botica, hubo de todo.

Desde luego. Cada uno tenía su forma de ser, de ver el fútbol y de actuar en el día a día. Siempre intentas llevarte lo mejor de cada uno.

Las lecturas siempre son positivas, pero sufriría sus decepciones.

Evidentemente. Los peores momentos llegaron en los últimos años, donde no me dieron la oportunidad de jugar. Fue muy duro, porque ves que juega toda la plantilla menos tú.

¿Cómo encajó aquellos momentos?

Con la misma humildad de siempre, trabajando día a día y dándolo todo. Cuando uno hace todo por jugar y no le ponen, tampoco puedes hacer más. Con la gente de tu entorno y con el cariño de la afición, lo vas sacando adelante.

En su punto álgido, contó con ofertas de otros clubes con los que ganaba opciones de coleccionar títulos. ¿Es cierto que llegó a rechazar cheques en blanco?

Sí. Los clubes cuando te llamaban te proponían que pusiera la cifra de lo que quería ganar. Las ofertas económicas eran difíciles de rechazar, pero tomé la decisión de quedarme en el Athletic, el club de mi vida y al que tengo en el corazón.

Se habló del Madrid, de la Lazio...

Por entonces, la Liga italiana estaba un punto por encima de las demás en cuanto a poderío económico, aunque a nivel español también hubo clubes con ofertas importantísimas.

¿Se pensó alguna de ellas?

Siempre escuchas a todo el mundo por educación. Mi idea era quedarme en el Athletic y nunca di opción a ninguna otra cosa.

Por Javi Martínez, Llorente y Amorebieta también han llegado ofertas mareantes a Ibaigane. ¿Es una especie de "flash-back"?

Lo principal es lo que tengan ellos en la cabeza. Si un jugador se quiere quedar, se queda; y si se quiere marchar, se marcha independientemente de la cláusula que tenga.

Públicamente, han manifestado su deseo de continuar en el Athletic.

Tienen un contrato y las cláusulas no son nada bajas para la situación económica que atravesamos, pero llegará el momento en el que acaben su contrato y veremos qué decisión toman. El club tendrá que hilar fino e intentar que se puedan quedar el mayor número de años posibles, porque son jugadores que marcan diferencias.

¿A cuánto se elevaba su cláusula de rescisión?

A la que quiso el club en cada momento. Empecé con mil millones de las antiguas pesetas, después fue subiendo y de la última ni me acuerdo. Era algo que no me preocupaba. Cuando el club quiso subir la cláusula, la subió y cuando no quiso, no lo hizo. Para mí era irrelevante.

Su compromiso con el Athletic fue contundente. ¿Llegó a apreciar en algún momento que no se le valoraba en su justa medida?

Por parte de la afición me siento totalmente valorado, porque nunca he tenido una queja. Por parte de gente que ha pasado por el club ha habido de todo, los que lo han valorado y los que no. He hecho todo lo que he podido para dar al club.

Al hilo de lo que afirma, ¿el contrato de larga duración que le firmó José María Arrate le pudo jugar una mala pasada?

Todo lo contrario. Se trataba de plasmar que te quieres quedar en el Athletic para darlo todo y que nos teníamos que aprovechar mutuamente de ese contrato.

No pudo evitar las lágrimas cuando anunció su retirada. ¿Se arrepiente de no haber vivido una experiencia fuera del Athletic?

Arrepentirse de decisiones no viene a cuento. Me gusta mirar en positivo y pensar que en un futuro pueden venir cosas que puedes hacerlas. El día de la despedida fue un momento muy duro y complicado sin poder enlazar dos palabras por los sentimientos que afloraban tras tantos años en el club.