Ion Velez intenta asentarse en la convocatoria

Ion Vélez fue el primer canterano elegido por Joaquín Caparrós para debutar en la élite. En pisar la misma hierba que Messi, Forlán, Ronaldinho, Agüero... Lo hizo una semana antes que Susaeta, ahora centenario con la camiseta del Athletic, mientras que la estrella del navarro se iba apagando poco a poco. Hasta quedarse a oscuras, en silencio, borrada de la pizarra. Tampoco le han respetado las lesiones. A finales de 2009 se operó de sus problemas en el tobillo derecho; dos meses después volvió al quirófano y fue intervenido de los aductores; luego paró por una inoportuna pubalgia y, por último, en Inglaterra le traicionaron los isquiotibiales. Cosido a la camilla del masajista, en compañía de los médicos, rumía su soledad de futbolista. Ahora está bien, recuperado, y se aferra a la luz. «Tengo que volver a ganarme la confianza del entrenador», dijo ayer en Lezama.

El delantero por fin domina a su cuerpo, libre del dolor, y se le nota cómodo en el césped. Con hambre. «Ahora toca entrenarse bien y ponérselo difícil al 'míster' para que decida». Sin decirlo se refería a la convocatoria de cara al choque en Gijón, con Toquero entre algodones. Un resquicio de esperanza. Un hueco a ocupar. Sabe que la titularidad, hoy por hoy, es un tabú, pero confía en 'colarse' en el autobús que partirá el sábado hacia las tierras asturianas. Está con ganas y ya no ve el momento para ponerse de nuevo bajo los focos. Luz que significa notoriedad, protagonismo. La última vez que lo hizo fue hace casi un año, el 11 de noviembre de 2009 en Santander, cuando salió desde el inicio ante el Racing y cuajó un buen partido que acabó con victoria rojiblanca (0-2). Una brecha de diez meses de ausencia que aspira a coser con ilusión y trabajo.

El punta estuvo «tocado de ánimo» mientras batallaba con los isquiotibiales, problemas musculares, pubalgias... Pero ahora está animado y su único pensamiento pasa por «ponerme a punto, entrenarme lo mejor posible y pelear por un hueco en el equipo». En el partidillo de ayer se le vio muy activo, despierto, y hasta Joaquín Caparrós le aplaudió en un par de ocasiones, aunque eso no es garantía de nada. Solo cuando demuestre que le puede ser útil de verdad gozará de una oportunidad. Hasta entonces, a recuperar el tiempo perdido.

«Hay un hueco»

La lesión de Toquero ha dejado desguarnecida la delantera y es por ahí por donde quiere colarse el navarro. «Hay un hueco, pero el entrenador es el que decide». Razón no le falta, ya que el técnico tiene otros planes para arropar a Llorente, aunque eso no significa que Vélez no pueda estar en el banquillo del Molinón. Y, quién sabe, en función del resultado sumar algún minuto y poner en marcha el reloj que se detuvo aquel 11 de noviembre.

Durante la pretemporada disputó tres amistosos -Braga, Lens y Wolverhampton- sin haberse reencontrado con el gol. Luego se lesionó. Un mes de parón. Incluso llegó a hablarse de una nueva cesión, como ocurrió en la campaña 2007-2008, cuando se fue al Hércules, pero el navarro decidió quedarse. «A mí no me ha llegado nada directamente», argumentó. El caso es que quiere jugar, escalar en la lista de preferencias de Caparrós, y tampoco le da excesiva importancia a su prolongada ausencia. «Somos futbolistas y aunque pase mucho tiempo sin jugar eso no se olvida y lo tengo muy presente».

Confía en medirse al Sporting y advierte de que los gijoneses «vienen de sumar los tres puntos y estarán motivados para repetir la victoria. Pero el Athletic debe ir con confianza, convencido de que puede ganar». Le quedan dos entrenamientos antes de leer la lista de convocados. Sabe que tiene posibilidades y eso le anima. El primer canterano que debutó con Caparrós.