Abandoibarra termina su transformación

Con la inauguración mañana del parque de la Campa de los Ingleses, última pieza del diseño de César Pelli, concluyen 15 años de trabajos

Las casas junto a la Torre Iberdrola se empiezan a habitar hoy


Esta es una semana muy especial para Abandoibarra. La pastilla urbanística que ha crecido a la orilla de la ría, entre los puentes de La Salve y Euskalduna, da por cerrado su desarrollo con dos hitos que culminan su máster plan después de 15 años de construcciones.

Por un lado, desde la esfera pública, la inauguración mañana del parque de la Campa de los Ingleses. Por otro, desde el sector privado, la llegada desde hoy de los primeros vecinos a los bloques de viviendas que flanquean la Torre Iberdrola.

"Ya nos hubiera gustado haber podido poner más en valor la finalización de Abandoibarra, pero la crisis no nos lo permite", aseguraban ayer fuentes de Bilbao Ría 2000, la sociedad vasco-estatal que se gestó en 1992, precisamente, con el objetivo de recuperar para la ciudad este terreno ribereño.

La última pieza pública de este gran puzzle es el parque bautizado como la Campa de los Ingleses, en recuerdo de aquel primer partido de fútbol entre ingleses y locales celebrado a finales del siglo XIX en el lugar, justo al lado de un cementerio británico.

El alcalde de Bilbao y presidente de Ría 2000, Iñaki Azkuna, presidirá mañana el acto de apertura a la ciudadanía de un espacio verde de 25.000 metros cuadrados de superficie que se enreda entre la Biblioteca de la Universidad de Deusto, el Paraninfo de la Universidad del País Vasco, la Torre Iberdrola y los bloques residenciales aledaños.

Limitado por la alameda Mazarredo, la plaza Euskadi, el puente de Deusto y la avenida Abandoibarra, la idea original de la paisajista especialista en jardines y parques, Diana Balmori, es una remodelación del proyecto original.

Balmori asumió como propio el recorte de presupuesto que tuvo que adoptar Bilbao Ría 2000 ante la llegada de la recesión. A pesar de la rebaja, el espacio ha sido capaz de integrar todas las piezas urbanísticas que le rodean y salvar de forma digna los siete metros de altura que separan la alameda Mazarredo, su punto más elevado, con el de la avenida que atraviesa Abandoibarra.

Robles, encinas y jacarandas conforman la selección arbórea del nuevo parque, la cual se ha concretado tras confirmar cómo estas especies se han adaptado al cercano parque de Doña Casilda.

Varios itinerarios peatonales flanqueados por parterres escultóricos unen la zona alta y baja del parque. En la trasera de la biblioteca de Deusto se ha dejado un espacio ovalado con iluminación peculiar para descansar.

El broche final El parque de la Campa de los Ingleses es el broche final de una intervención que este año ha contado con otras fechas a destacar en el calendario. La inauguración del Paraninfo de la UPV en febrero, la apertura de la plaza Euskadi en marzo, el acondicionamiento de los bajos del puente de Deusto en mayo, la entrada de los primeros oficinistas al rascacielos este mismo mes y la llegada de los primeros inquilinos a los bloques residenciales diseñados, por un lado, por el arquitecto catalán Carlos Ferrater, y, por otro, el luxemburgués Robert Krier y el vizcaino Iñaki Aurrekoetxea. Los primeros vecinos ocupan entre hoy y mañana el bloque que mira al puente de Deusto, según han indicado fuentes de Promotora Vizcaina, responsable de la construcción.

A comienzos de este mes también han efectuado su mudanza los primeros compradores de viviendas del edificio Artklass, el bloque de corte clásico que se asoma a la plaza Euskadi y linda con el parque de Doña Casilda.

Con todos los hilos trenzados, tal y como lo diseñó en su máster plan el famoso arquitecto de ascendencia argentina, César Pelli, Abandoibarra queda definitivamente culminado para la historia urbanística de Bilbao y para el futuro de una ciudad que ha sabido crear un nuevo polo de atracción. Un imán al que acuden paseantes por el parque de Ribera, estudiantes a las dos sedes que gestionan la UPV y la Universidad de Deusto, y compradores al centro comercial Zubiarte.

Una parcela de casi 350.000 m2 de superficie, de los cuales 116.000 m2 son ocupados por zonas verdes y parques, lo que supone un gran tirón no solo para los bilbainos, también para todos los visitantes que llegan a nuestra capital.

Fórmula a imitar Ha sido la gran apuesta urbanística del municipio, que tuvo como prólogo la construcción del Museo Guggenheim y el Palacio Euskalduna, y en la que han intervenido instituciones vascas y estatales, ayudas económicas europeas, el ingenio de arquitectos de prestigio internacional y la capacidad de conseguir financiación sin hipotecar los presupuestos públicos.

De hecho, la fórmula que ha permitido sustituir los terrenos del astillero Euskalduna, las viejas zonas portuarias y las obsoletas vías de tren por bloques de viviendas de firma, el mayor rascacielos de Euskadi, y un hotel de cinco estrellas, es la envidia de decenas de ciudades y organismos de todo el mundo. El compromiso interinstitucional de aportar terrenos para que fueran vendidos, y con las plusvalías obtenidas invertirlas en parques, calles y zonas de recreo, se ha convertido en ejemplo a seguir.