Gescrap Bilbao Bizkaia 91-Fuenlabrada 81

GESCRAP BILBAO BIZKAIA 92-MAD-CROC FUENLABRADA 81



Gescrap Bizkaia 92 (23+23+18+28): Jackson (5), Blums (5), Mumbrú (12), Banic (26) y Hervelle (17) -equipo inicial-; Raúl López (10), Josh Fisher (2), Vasileiadis (13) y Samb (2).

Mad-Croc Fuenlabrada 81 (26+14+20+21): Colom (6), Penney (15), Laviña (5), Mainoldi (25) y Hall (2) -cinco inicial-; Sergio Sánchez (4), Blanco (10), Cortaberia (4), Laso (7), Vega (2) y Diouf (1).

Árbitros: Hierrezuelo, Araña y Munar. Eliminado por cinco faltas personales Hall (min.40).

Parciales: 23-26, 46-40 (descanso); 64-60 y 92-81 (final).

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo cuarta jornada de la Liga ACB disputado en el Bilbao de Miribilla ante 8.523 espectadores.



El Bizkaia se da una capa de autoestima, con sólo ocho jugadores disponibles, ante un Fuenlabrada encelado con el triple (92-81)

De existir una jornada en que caer derrotado hubiera supuesto una injusticia supina, habría sido la que nos ocupa. Contra viento y marea, con los elementos en contra y plagado de bajas, el Bizkaia tenía que activar recursos suficientes para mantener el nuevo lema: Miribilla, cerrada a cal y canto. Se conocía minutos antes del arranque la ausencia, posiblemente de larga duración, de Mavroeidis. También la indisposición por un golpe de Jackson. Pocos panoramas se han adivinado peores. Pero este equipo tiene una virtud. Renace cada vez que el encefalograma parece plano. La historia se repitió.

Quizá fue una ventaja contar en el bando rival con un Fuenlabrada encelado con el triple, materia que borda, pero que precisamente por ello muestra su matrícula con total visibilidad. Sin pívots puros operativos más allá de la voluntariedad de Mamadou Samb, estaba claro que donde se le podía hacer daño, mucho, a los hombres de negro era en la pintura. No lo entendió así Porfi Fisac, o carece de mimbres para fabricar el artilugio táctico necesario, y de la dificultad y la hambruna surgió un vergel en el que Marko Banic colocó su rótulo de neón. El croata, brillantísimo en el poste bajo, fue un facturador nato y ejerció como colíder, otra virtud de las mostradas generosamente por los pupilos de Katsikaris. Porque todos los que podían se lo dieron absolutamente todo.

Agradecimiento máximo a Jackson por ‘pincharse’ para intentar ayudar, lo que hizo holgadamente. A Samb y Josh Fisher por estar ahí, al límite de revoluciones y entrega. A Blums aunque no le acompañe aún la puntería. Y una pola extensiva al resto. Raúl, Vasileiadis, Mumbrú, Hervelle y Banic, excelsos en el sacrificio y la responsabilidad. Lo pasaron francamente mal y por momentos hubo quien se tapó la cara. Más porque la matinal parecía torcida que por los arrestos, que siempre los hubo, de un Fuenlabrada erre que erre con abrirse hasta la línea mágica. Un mal golpe recibido en un dedo por Raúl hizo que se contuvieran las respiraciones. Lo mismo que un salto tras el cual Vasileiadis literalmente pisó la cabeza de su compañero Hervelle.

La igualdad se mantenía incomprensiblemente en el luminoso a pesar de que era el Bizkaia el que aporta infinitamente más. Tanto que en el tercer cuarto sólo lograba dominar por cuatro puntos mientras su valoración era de +40 respecto a la de los madrileños. Un parcial de 10-0 como calentamiento (80-70) prologó el remate de la faena, arrancado con un triple de Hervelle. Se lo merecía el belga, otro bogador imperturbable. El premio colectivo, una victoria vital en una jornada perversa en cuanto a los resultados y, por si acaso, el average ganado al Fuenlabrada. En días y situaciones así, más no se puede, ni debe pedir.