Athletic Club-Getafe (Liga jor.37)

PARTIDO:Athletic Club-Getafe (Liga jor.37)

FECHA:05 / 05 / 2012 Sábado

HORA:21:00 H

ESTADIO:San Mamés

Árbitro: González González (Castilla y León)

Asistente 1: Sánchez Santos (Castilla y León)
Asistente 2: Sánchez Castañer (Andalucía)

Venta de entradas:Athletic Club-Getafe

SAN MAMÉS
Sábado 5 de mayo a las 21:00 horas.
Campeonato de Liga


SOCIOS BARRIA

Los Socios Barria podrán adquirir una entrada a precio exclusivo por persona y carné.

Tribuna Principal: 68 euros.
Resto de tribunas: 59 euros.
Preferencia Lateral / Este: 42 euros.
Preferencia Norte / Sur: 32 euros.
Preferencia Norte / Sur, Menores de 14 años: 12 euros.

PÚBLICO

Tribuna Principal: 75 euros.

Resto de Tribunas: 65 euros.

Preferencia Lateral / Este: 47 euros.

Preferencia Norte / Sur: 36 euros.

Preferencia Norte / Sur (Menores de 14 años): 13 euros.

El PÚBLICO SOLO PODRÁ ADQUIRIR DOS ENTRADAS POR PERSONA, HASTA AGOTAR LAS MISMAS.

Taquillas: Campo San Mamés.
Viernes, de 17:30 a 20:00 horas.
Sábado, de 10:30 a 13:00 y a partir de las 19:00 horas.

En el partido Athletic Club-Getafe CF las localidades de San Mamés podrán ser adquiridas a través de los cajeros multiservicio de BBK.

El servicio será accesible para todos los usuarios con cualquier tarjeta financiera y estará disponible las 24 horas del día a partir de las 17:30 horas del 4 de mayo.

Plan de viaje del Getafe

05/05/2012, sábado
Vuelo Madrid-Bilbao IB 426 a las 11:30 (13:00)
Alojamiento: Hotel Sercotel Coliseo
Partido Athletic Club-Getafe a las 21:00 horas

06/05/2012, domingo
Vuelo Bilbao-Madrid a las 10:25 horas.

ATHLETIC CLUB 0-GETAFE 0



ATHLETIC CLUB 0: Raúl; Ramalho (Min. 46, Iraola), Ekiza, San José, Aurtenetxe (Min. 46, Iturraspe); Íñigo Pérez, Herrera, Gabilondo; David López (Min. 46, Susaeta), Ibai Gómez y Toquero.

GETAFE O: Moyá; Arroyo, Cata Díaz, Alex Pérez, Miguel Torres; Juan Rodríguez, Casquero (Min. 90, Lacen); Sarabia (Min. 78, Hugo), Barrada, Gavilán (Min. 50, Pedro León); y Miku.

Árbitro: González González (Comité castellano-leonés). Mostró tarjeta amarilla a los locales Ekiza, y a los visitantes Casquero, Juan Rodríguez y Cata Díaz.

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo séptima jornada de Primera División, presenciado en San Mamés por unos 34.000 espectadores. Gabilondo y Koikili disputaron su último como rojiblancos en San Mamés y fueron manteados por sus compañeros.



Serena, inmaculada la noche, destensada, en paz, como el balanceo de una mecedora en la brisa de la primavera y los acordes de un blues acompañando el vaivén, se retaron las caras B del Athletic y del Getafe en un armisticio. Fue un partido inexistente, alejado de las llamas y los altavoces que gesticulan el fútbol y cuyo único debate remitía a los tiempos ancestrales de este juego, cuando un par de jerseys dibujaban una portería y una pelota servía como único hilo conductor del relato. En ese paisaje melancólico, calmado, evocador, acaso paradisiaco, de postal, aplacada la efervescencia y el colmillo de la necesidad, sacrificado el armazón del equipo por el altar de Bucarest, un Athletic nuevo, engordado por el sufflé actores de reparto, se dio un paseo por las nubes entre caricias, agarrado de la mano del Getafe antes de volar hacia la final de la Europa League, donde el único saludo que aguarda es el del sorteo de campos frente al Atlético.

Volteado en todas las direcciones, desde la portería que dio cobijo a Raúl -por vez primera titular en San Mamés-, al igual que Ramalho, y con las únicas lanzas de salida de Herrera y Aurtenetxe, que visten el hábito de los titulares, se encaró al Getafe en un pleito sedoso. Arrancadas las espinas, corregidos los defectos del engranaje de un equipo que se conoció en el vestuario cuando se palmeó la espalda, los bilbainos discurrieron bajo la batuta zurda de Iñigo Pérez, timonel de la caligrafía dictada por Marcelo Bielsa, que criogenizó a sus mejores fusileros para dar palique a meritorios varios. En cuarentena la vena competitiva, se trataba de ver hasta dónde alcanzaba el relieve del Athletic con Iñigo Pérez en la placa base y Herrera en la memoria externa, responsables de la tejedora ante un Getafe en el que se significaba la pierna fuerte de Casquero, de aguador en el centro del campo, y el relampagueante Gavilán, que vivió en las espaldas de Ramalho, al que comprometió en carrera. El retrovisor penalizaba al joven zaguero, que con el tañido de campanas, fue recomponiéndose.

Cauterizado y encapsulado Miku, el hocico del Getafe, a pesar de que San José y Ekiza se escurrieron en el primer bocado, el Athletic se grapó a la pelota, aunque su motor, atmosférico, nada tenía que ver con el relinche del turbo que sopla al organigrama de la muchachada de Bielsa cuando el duelo tiene cuerpo. En medio de la languidez, de un partido huérfano de músculo, de baja intensidad, Iñigo Pérez actuó como un eficiente cartero. Abrió el compás, trazó con la escuadra y el cartabón, y tiró líneas de pase para colocar en la rampa de despegue a Ibai, entusiasta e intervencionista, y a Toquero, un guerrillero, un combatiente dispuesto para cualquier misión. Ellos fueron los que más cerca estuvieron de Moyá, que no necesitó palmear ninguna pelota ante el respetuoso asalto del Athletic, muy aseado en el fútbol, pero inerte en la sentencia, mejor en el volumen de juego que en la producción.

recarga de titulares Desbravado y recortado el latido de lo emocional, se impuso el relajo y la dispersión en todos las casillas del campo, en las que no había sitio para las zonas erógenas. San Mamés era un balneario y la contienda una sesión en un burbujeante spa. El aspecto terapéutico únicamente lo sacudían los salpicones que producía alguna que otra maniobra del inquieto e imaginativo Herrera, al que castigaron con la rotaflex en los tobillos. Sarabia le tomó la matrícula al soltarle una patada fuera de lugar por su marcialidad, y a la grada se le alteró el pulso cuando vio caer a Herrera, magullado por tanto atropello. El desplome de Ander Herrera fue lo más noticioso en un ring sin pegadores.

Hasta que comenzó a funcionar la rotativa de Bielsa, que desplegó sobre el tablero a tres hombres que estarán en la final de Bucarest: Iraola, Susaeta e Iturraspe. Ramalho, David López y Aurtenetxe emprendieron el camino opuesto y desfilaron hasta la caseta. Iñigo Pérez, ancla en el primer acto, se recostó en lateral izquierdo e Iturraspe adquirió la presidencia del equipo. Con la luz de Iturraspe, el péndulo del Athletic, y con un par de décimas de fiebre en el acelerador, los rojiblancos tomaron por las solapas al Getafe, al que zarandearon con el billar de Susaeta, bailarín en un sello posta, Herrera y la acrobática chilena de Toquero, que no enganchó la red de Codina.

Corregida la orla de jugadores y aumentada la potencia y vehemencia del equipo, el Athletic creció súbitamente. El chute de adrenalina mezclado y agitado con una mayor velocidad de pelota deshilachó al Getafe, enroscado en el perímetro de Codina, al que visitaron Gabilondo y Herrera, ambos derribados en el área sin castigo, e Ibai, que no dio con el gatillo. Tampoco acertó Toquero después de que Iturraspe filtrara un pase magnífico por la mirilla y dejará al delantero en el soportal de Codina. A Toquero, empero, le vencieron las prisas, taponó el periscopio, y su golpeo, con Codina fuera del arco, se alejó de la diana en un remate que exigía más tacto, pausa y menos urgencias.

gol fantasma Al Athletic, definitivamente apasionado y conectado, le exilió del gol el larguero y un pellizco de mala fortuna en un cabezazo de Gabilondo que besó el larguero y acarició la raya antes de que el bote volviera al travesaño y lo escupiera fuera de la portería de Codina, vencido para entonces, dando fe desde el suelo. Con el Athletic maldiciendo su infortunio, el Getafe levantó la barrera por la banda derecha y se quedó a una uña de levantar los brazos porque nadie fue capaz de poner el pie al centro de Pedro León, que había sorteado la trinchera bilbaina, desnortada en la contra.

Los bilbainos continuaron sobrevolando la posición de Codina, enroscando centros hacia un rompehielos que nunca llegó para derrocar al Getafe, mientras la grada, pensando en el futuro, clamaba por la continuidad de Marcelo Bielsa. Después los jugadores despidieron con un manteo a Koikili y Gabilondo, que extinguen su periplo en Bilbao. Con las bufandas al viento, a la espera de la historia, el Athletic partirá al encuentro del Bucarest tras un paseo por las nubes.