La asamblea de socios de abril marcará el pistoletazo de salida de la campaña electoral

La incertidumbre sobre las elecciones a la presidencia del Athletic comienza a despejarse.

Hay dos preguntas cuyas respuestas ya se barruntan: 1. ¿Cuándo se celebrarán los comicios? 2. ¿Tendrá Fernando García Macua rival en las urnas? Las contestaciones que ganan terreno son: 1. Probablemente, en junio. 2. Probablemente, no.

De momento, sólo hay una certeza. Macua y una gran mayoría de sus directivos volverán a emprender juntos el viaje en busca de la reelección, aunque aún no han decidido cuándo lo harán público. La estrategia es retrasar el mayor tiempo posible el anuncio. ¿Por qué? Porque de esa forma el equipo de gobierno de Ibaigane mantiene una posición institucional que fortalece su imagen de cara a los comicios y, desde luego, es mucho más ventajosa que la de presentarse al exterior comouna directiva interina.

Precisamente por eso, aparentemente nadie discute algunos de los movimientos realizados por Macua en los últimos meses, como por ejemplo acometer el fichaje de Ander Herrera, la inmediata apertura de contactos para renovar a Fernando Llorente y JaviMartínez o la decisión pactada conJoaquín Caparrós de que el técnico quede fuera de la batalla electoral, aunque, evidentemente, será de nuevo entrenador si los socios respaldan la continuidad del abogado bilbaíno.

La semana pasada, en un corrillo en Ibaigane antes de una comida institucional, Ángel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol y hombre curtido en soportar críticas de todo pelaje, aconsejó a Macua: «Ahora que se acercan las elecciones, no contestes a nadie. Limítate a gestionar y a que se vean los frutos de tu trabajo».

Macua sonrió y asintió. En cualquier caso, no era nada nuevo para él, porque, de hecho, todos sus movimientos en los últimos tiempos los ha realizado con la mirada puesta más allá del mes de junio, cuando, casi con total seguridad, se celebrarán las elecciones. «No voy a ocultarlo. Trabajo en clave de continuidad», indicó recientemente a un cercano.

Si se ve abocado a una campaña electoral, la centrará en cuatro aspectos cuya relevancia casi nadie pone en duda. Deportivamente, el equipo ha transformado su aspecto y de luchar hace muy poco por eludir los puestos de descenso, ahora lo hace por competir en Europa. Ha encauzado la situación económica del club con superavits que le dan liquidez para, por ejemplo, adelantar los cuatro millones de euros que le han permitido apartar al Villarreal de la lucha por la compra de Herrera. Aunque se hayan vivido momentos de tensión, el club atraviesa un periodo de paz social. Y, por último, Macua y su equipo han logrado cocinar a fuego lento un consenso político que ha permitido comenzar a construir el nuevo estadio.

Una complicada asamblea

La asamblea de abril en la que los compromisarios votarán la reforma de Estatutos será el pistoletazo de salida para las elecciones. Macua necesita dos tercios de los apoyos. Y ha recibido suficientes cornadas en ese órgano como para no hacerse ilusiones. El pronóstico de su entorno es que perderá. Nada nuevo, porque el abogado bilbaíno pasará a la historia por ser uno de los pocos presidentes del Athletic que inmediatamente después de ganar en las urnas ya tenía ante sí una feroz oposición. Nadie olvida que esta junta ha doblado el espinazo por unas causas u otras en todas las asambleas, la primera de ellas, muy poco después de salir victoriosa de las urnas.

La cercanía de la cumbre de los Estatutos con los comicios puede pesar al dirigente como un bloque de hormigón en la campaña. Pero el análisis de la junta no es tan pesimista. Hay un plan para hacer de la necesidad virtud tras la posible derrota. Las encuestas internas que obran en poder de Ibaigane indican que la labor de la directiva está «muy bien valorada» por los socios. La idea es, en caso de revolcón, presentar a Macua como un buen gestor, pero un mal político, alguien capaz de encauzar la nave del club, pero incapaz de practicar el populismo. Al fin y al cabo, no llegó al poder gracias a una marejada de entusiasmo popular, sino por el monumental fiasco que supuso la gestión de Lamikiz.

A Macua las elecciones le llegan en el mejor momento. Desde hace 23 años no se recuerda a un Athletic con tantos puntos en la jornada 22. Podrá decir en su campaña que su objetivo deportivo es una promesa cumplida. «Lo primero es sacar al equipo de esta espiral infernal que es pelear por no bajar, luego estabilizarlo y a partir del cuarto año luchar por Europa», dijo a este periódico a las pocas horas de ser proclamado presidente en 2007.

«Tenemos muchos frente de gestión abiertos. En pocas semanas comenzarán a verse los frutos», comentó el presidente en la cena anual de la Asociación de Periodistas Deportivos de Vizcaya, celebrada el 27 de diciembre. Llegaba desde Zaragoza, en donde había anunciado a Agapito Iglesias, presidente del club aragonés, su intención de fichar a Ander Herrera.

Un mes después se cerró la operación. Macua protagoniza un sonado golpe de efecto: ficha al futbolista de mayor proyección que entra en la filosofía rojiblanca, mejora ostensiblemente el nivel de la plantilla. Si se le reprocha haber hecho la operación por interés electoral, desde su entorno se asegura que tiene una respuesta a mano: ‘o la hacía en este momento o el Villarreal se llevaba al jugador’.

Con este fichaje, Macua también podría haber desactivado cualquier intento de un hipotético rival de presentarse en sociedad con un futbolista de relumbrón. Pocos quedan ya en el mercado para ello. A Xabi Alonso y Arteta, por ejemplo, no hay manera de arrimarse. Por mucho que en la comida oficial con Florentino Pérez un directivo rojiblanco bromeara con el constructor y le preguntara por la cláusula de Alonso. El presidente de ACS, sorprendido, hizo de inmediato una llamada telefónica y al rato respondió: 150 millones.

LLorente

Macua admite estar «harto» de las constantes alusiones en los periódicos deportivos de Madrid al futuro de Llorente. El presidente ha lanzado numerosas declaraciones públicas para contrarrestar el creciente interés de Mourinho por su estrella. Pero la prensa de la capital se tomó aquello a chiste. Su argumento era: si Florentino quiere a Llorente, ¿qué va a poder hacer para evitarlo el Athletic? Hace tres semanas, Macua dio un paso adelante y fue más rotundo que nunca: se comprometió a exigir 63 millones a quien quiera a Llorente, 36 millones de cláusula y 27 de IRPF.

Una promesa de impacto, en la que ya se aprecia a un Macua con la mente puesta en la campaña electoral, pero también a un dirigente que piensa en el próximo mandato, porque a nadie se le escapa que el incumpliento de esa proclama deterioraría gravemente su imagen para seguir al frente del club.

El abogado es además consciente de que buena parte de su talla como gestor se pondrá a prueba con la ampliación del contrato y blindaje del delantero. Las maniobras de aproximación han comenzado. Es una operación de envergadura, pero que no espera cerrar antes de las elecciones.

Hay un detalle que revela que Macua confía en ganarse la reelección sin lucha. Caparrós le ha pedido quedar apartado de la carrera electoral, al punto de que, como ya hizo en 2007, aceptaría mantenerse en el puesto con otro presidente. El abogado ha aceptado. ¿Qué significa? O que no ve una amenaza en el horizonte o que cree que si surge un rival, llegará con otro candidato al banquillo. Salvo hundimiento en lo que resta de Liga, el utrerano será el suyo.

El caso iurbenor

Las dos mayores amenazas que se ciernen sobre Macua parecen estar cerca de ser despejadas. Una llega desde la perifería, pero es peligrosa: su imputación en el caso Iurbenor. El convencimiento que traslada a sus directivos es que finalmente no será juzgado. Para su alivio, en los últimos días se han archivado las acusaciones planteadas contra él y su directivo Emilio Prieto en Iurbentia Promoción Inmobiliaria. El primer paso para aclarar la situación, por tanto, parece que ya se ha dado.

Sin embargo, la amenaza aún le acecha y Macua sabe que una mala noticia en este sentido podría ser muy dolorosa para sus intenciones electorales.

Dimisiones

Una de las consecuencias inmediatas en el fútbol de una buena marcha deportiva es que las decisiones impopulares quedan muy atrás. Medidas y situaciones que lastraron su gestión, como la venta de Aduriz, los improductivos fichajes de Muñoz, Del Olmo y Vélez de Mendizabal, Balenziaga o Castillo o las dimisiones de directivos no parecen significar mucho desgaste en estos momentos.

Más complicado de explicar en un debate electoral sería el sorteo de las entradas para la final de Copa –que debió ser repetido– o la escandalera montada a costa de las localidades para el derbi de este año en Anoeta. Aquí es donde se ha visto al Macua más político: admitió haber fallado e introdujo como novedad en el sistema de venta de entradas indicar cuántas se llevan a taquilla.

El dirigente rojiblanco está ahora tranquilo. En su momento de esplendor como presidente tiene claros los próximos pasos a dar. Apuesta por la continuidad deportiva y de su junta. No sólo continuará Caparrós. Aunque habrá incorporaciones y quizá una o dos bajas, la inmensa mayoría de los directivos seguirá a su lado.