Socios compromisarios se revelan contra ciertos aspectos de la asamblea del dia 21

Compromisarios se movilizan para tumbar el nombramiento de los tres nuevos directivos

Se rebelan contra la "inédita" y "caciquil" votación a mano alzada que anuncia Macua en la Asamblea

El presidente modificará el orden del día para ocultar su soledad y la precariedad de su Junta Directiva

Si Fernando García Macua pretendía que la Asamblea del jueves 21 fuera una balsa de aceite, ya puede ir cambiando de idea. No lo será si prospera el plan que maneja un nutrido grupo de socios compromisarios del Athletic: reprobar al presidente, lanzarle un serio aviso en la que será la última Asamblea Ordinaria de su legislatura. La chispa que, cual bujía, ha puesto en marcha la maquinaria de este colectivo crítico es la imposición del voto a mano alzada en la ratificación de los tres directivos (Carlos Lasa, Jesús Arancibia y Jone Miren Artetxebarria) que nombróMacua recientemente en su intento de taponar la hemorragia de su Junta Directiva.

Aunque recogida en los Estatutos y potestad del presidente, se trata la mano alzada de una práctica desterrada en el club, propia de otros tiempos, latitudes y regímenes. "Es inédita y caciquil", denuncian los impulsores del grupo. El propio Macua ha anunciado su uso en las reuniones previas que ha mantenido con los compromisarios. También en este foro ha anunciado el presidente que modificará el orden del día oficial (le asiste el artículo 30 de los Estatutos) para que la ratificación de los tres nuevos directivos sea el primer asunto a tratar y no el tercero. "Así, si la Asamblea da su visto bueno, los directivos podrán subir al estrado y participar de pleno derecho en la misma", justifica Macua.

Contradictorio La mano alzada colisiona frontalmente con el sistema de votación implantado por el propio Macua, que consiste en mantener las urnas abiertas desde que la Asamblea queda formalmente constituida hasta que concluye. Esta fórmula permite a los compromisarios, conocedores previamente de los asuntos sometidos a su parecer, o bien limitarse a ejercer su derecho a voto y abandonar la Asamblea en el momento que consideren oportuno, o bien votar una vez escuchados los argumentos y justificaciones de la Junta Directiva y de los socios intervinientes.

"No es de recibo que la ratificación de tres nuevos directivos se haga deprisa y corriendo, y que sólo puedan decidir sobre ello los compromisarios que tengan la suerte o la posibilidad de encontrarse en el Euskalduna en los cinco primeros minutos de la Asamblea. Todos sabemos lo mucho que coarta y condiciona una votación a mano alzada", protestan desde el referido sector crítico. "El señor García Macua quiere proyectar una imagen de normalidad y llenar la mesa del Euskalduna de nuevos directivos para que a la gente le pase desapercibido un hecho preocupante: de las quince personas que comenzaron en su Junta, cuatro ya no están y otras dos se van a marchar". Por todo ello, estos compromisarios tratarán de que esta votación sea también secreta, norma habitual en las Asambleas del Athletic. También a ellos les asisten los Estatutos. "Las votaciones deberán ser necesariamente secretas si lo solicita un 20% de los Socios Compromisarios presentes en la Asamblea", reza el artículo 33. Tomando como referencia la anterior Asamblea, en la que votaron 899 compromisarios, se necesitarán unos 180 votos para que su iniciativa prospere. "Es asequible", dicen desde el colectivo, que hasta el jueves hará campaña para sensibilizar a otros compromisarios.

Este grupo crítico aboga también por tumbar la ratificación de los tres directivos que Macua ha nombrado en las últimas semanas. No tanto por la identidad, perfil o capacidad de los implicados como por considerarlos la cortina tras la que el presidente pretende ocultar la desnudez de su Junta Directiva. Ésta quedará más patente que nunca el jueves debido a las ausencias de dos de los once directivos que aún se arroga Macua: la de Jon Lertxundi, que presentó su renuncia por escrito hace ya quince días; y la de Mónica Durango, que no ha cesado aún pero no asistirá a la Asamblea. Evitar esa imagen de extrema soledad, acentuada por el triste arrope de ocho directivos, es lo que pretende evitar García Macua colocando la ratificación de los directivos como primer punto del orden del día.

Estos compromisarios críticos dicen haber medido bien sus pasos, pues lo último que pretenden es desencadenar una crisis que pudiera desembocar en una convocatoria anticipada de elecciones en plena temporada. De hecho, incluso en el más extremo de los supuestos (que Durango se sumara como dimisionaria a Lertxundi y que la Asamblea dijera no a Lasa, Arancibia y Artetxebarria), García Macua podría agotar su mandato al conservar la Junta nueve de sus 15 directivos originarios. Los Estatutos determinan que la directiva continuará en el ejercicio de sus funciones en tanto permanezcan en ella más del 50% de sus componentes iniciales