Menorca 63-Bizkaia Bilbao basket 71

El Bizkaia estará en la Copa

Logra el noveno triunfo al apabullar al Menorca en el rebote y con una defensa de manualLos hombres de negro jugaron con una intensidad extrema tras la reanudación

Menudo rebote se agarró ayer el Bizkaia. Aunque mejor sería hablar en plural. Hasta 41 balones sin dueño acabó haciendo suyos como modus operandi para certificar en Menorca su condición de equipo copero. Estarán los hombres de negro y su fiel marea en la cita de Madrid. Recibirán el visto bueno oficial y matemático el próximo domingo, pero saben que ya tienen la plaza en el zurrón. Llegaron a Bintaufa decididos a rubricar el contrato y sólo se tomaron diez minutos, los del primer cuarto, para releer la letra pequeña. Todo conforme, rúbrica y a acabar de consumir el tiempo, la media hora restante en la que los polos aparecieron más alejados que nunca. Los vizcaínos lanzados a por su novena victoria y los baleares cabizbajos por su sexta condena consecutiva.

Había pedido Katsikaris la máxima pulcritud para cerrar el espacio aéreo bajo ambos aros. Sus soldados cumplieron las órdenes sin rechistar, como manda la máxima marcial. 4-10, 7-24, 12-36 y 18-41. Son los guarismos que arrojó la guerra antiaérea. Una bendición para los sentidos percibir que los brazos de los hombres de negro eran siempre los más largos, sus ubicaciones las adecuadas para hacerse con la posesión. El único pero, el rictus de recelo llegaba porque con tanta superioridad a cuestas, tardaron los de Miribilla casi todo el primer cuarto en ponerse por delante y llegaron al intermedio con una renta ínfima, casi despreciable. Cuatro puntos, una tristeza comparada con las alegrías que se percibían al aflorar la buena defensa que quiere el técnico griego convertir en el label de este equipo.

Era cuestión de tiempo y de cabeza. Tras el descanso, se vivieron unos instantes, difíciles de cuantificar por su intensidad sin tregua, en los que el Bilbao Basket demonizó Bintaufa. Dos más uno por aquí, triples por allá y rebotes por doquier. Hubo quien se retrasó algo en el retorno a su siento y se topó con una realidad inverosímil minutos antes. Del 34-38 al 36-50. Cruz y raya. Partido ganado, Copa asegurada y posibilidad de economizar, de pensar en cerrar la primera vuelta el domingo con un fin de fiesta espectacular ante el Cajasol, atronando en Miribilla el 'sí, sí, sí, nos vamos a Madrid'.

Tanto bienestar fue posible por la implicación coral, por la mentalidad gregaria de un Bizkaia que sigue reafirmando algunos de los conceptos con los que empezó su gira 2010-11 y que, por momentos, se fueron quedando olvidados con repentinos cambios de repertorio. Cuando los hombres de negro defienden, cae la noche. A veces es más evidente ante oponentes con mucha fe y poca fuerza. El Menorca es uno de ellos. Fue apretar las clavijas al quinteto en el que Paco Olmos deposita su futuro en la ACB y que estos se vinieran abajo como naipes. El Bilbao Basket era la anguila y el Menorca parecía tener muñones. Es lo que ocurre cuando aprieta la ansiedad, cuando la soga impide el paso del aire.

Futuro prometedor

Los de Katsikaris cogieron la sartén y la utilizaron a modo de raqueta. Sartenazo va, sartenazo viene. Volaban sobre el parqué mientras que los menorquines parecían caminar descalzos por un empedrado con guijarros sueltos. Los márgenes pudieron ser mucho más amplios, pero las 21 pérdidas visitantes mostraron que la mente se resiente cuando entiende que un trabajo está finiquitado.

El dueño, contento. El técnico, satisfecho. Los jugadores, felices. Y el futuro, prometedor. El Bizkaia estará en la Copa. Será la tercera. El lunes, Marko Banic será el emisario de la franquicia vizcaína en el sorteo copero de Madrid. Primera misión cumplida. Sí, hay que esperar al rango de oficialidad que no llegará hasta la conclusión de los partidos del domingo. Pero las cuentas son claras y las felicitaciones por llegar a la meta volante entre los ocho primeros, sinceras.

Y ahora a pensar en seguir adelante. La siguiente porción será más suculenta: volver a Europa, algo que está echando de menos sobremanera el equipo, pero que en adelante le puede dar cierta ventaja sobre el resto por aquello de mantener las ideas y la fortaleza centradas en un único coto. Pero para eso aún queda el Cajasol y toda la segunda vuelta. El siguiente foco de atención se centra en llenar el domingo Miribilla. Habrá un gran mosaico para la ocasión, blanco y negro, los colores de la franquicia. Y algo por lo que bailar, gesticular, celebrar.