Bizkaia Bilbao Basket 86-Real Madrid 62 (ACB endesa jor.2)

BIZKAIA BILBAO BASKET 86 - 82 REAL MADRID


El 'efecto Miribilla' lleva al Bizkaia al pasado reciente con otra victoria pasional ante el Madrid

Unamuniana puesta de largo liguera en Miribilla. Su famoso 'Como decíamos ayer' fue parafraseado por un Bizkaia sublime en el gozo y en el control del dolor, que supo sacar partido de su constante dominio ante un Real Madrid de nuevo atrapado en las redes del 'efecto Miribilla' y en la voluntad ganadora de un grupo que enmendó su desliz alicantino. Con la baja de Mavroeidis y la mosca general tras la oreja, los hombres de negro asumieron la dificultad de la variante elegida para coronar la cima blanca. Siempre animosos, sabedores de contar con tantas opciones como el rival.

Porque convendremos en que todo en la vida responde a estados de ánimo. Si ese es el baremo que regirá los destinos del Bizkaia en tan ilusionante temporada, la cosa pinta bien. Se le podrá achacar al equipo de Katsikaris todo tipo de interpretaciones, tantas como aficionados llenan las gradasde Miribilla, pero su corazón está a prueba de bomba. Late como si cada impulso fuera el último, al límite, llevando tal caudal de sangre que una hemorragia sería letal de necesidad. Mirando el anverso de la moneda, todo era bucólico cuando el luminoso se disparó hasta los 19 puntos de ventaja en el minuto 25. Visto el reverso, el Madrid tiró de oficio, de humildad y cuerpo a cuerpo para envalentonarse tras haber perdido temporalmente la consciencia.

Resolvió a su favor un parcial de 2-19 en sólo siete minutos de juego, precipitando el partido a un conato de muerte súbita que asustaba, para que engañarnos. Pero ahí surgió la flema, la casta, la raza y la pausa, llegado el momento, de los hombres de negro. El 'efecto Miribilla' se dejó notar, impulsado por lo que estaba sobre el tapete. Una victoria, sí, pero con una plusvalía emocional nada desdeñable. Para los que van más allá de lo que ocurre sobre el parqué y analizan los motivos, las voluntades de los entrenadores, esta cita fue un festín. Nada quedaba al azar. El choque estaba encorsetado, pero es lo que persiguen quienes creen en lo que tienen en su polvorín. Así se las gastan los grandes y el de ayer era un pulso entre dos de ellos. ¿O no?

Cuatro meses después se había reproducido la situación. El pez chico mostrando su privilegiada mandíbula. Con más incisivos que entonces. Que hasta el apuntador suma en esta película es una evidencia. No fue el día de Stevic, como en Alicante, pero surgieron Raúl y Grimau en relación a su aportación en la primera jornada. Sería imposible apuntar a alguien como pieza decisiva, clave, fundamental. No hubo un solo elemento distorsionador para la partitura madridista. Por eso Katsikaris estaba especialmente satisfecho. Que acaba Jackson con cuatro minutos de presencia al descanso, sin incidencia. Que Banic y D'Or cohabitan en la pintura, señal de que son listos y saben leer el juego. Marcajes puntuales de Grimau sobre Carroll, mientras Pablo Laso trataba de frenar a los bases locales clavando ante ellos envergadura, como la de un Rudy Fernández que por fin dobló la rodilla en Bilbao en la ACB. Fue su primera vez.

Una bendición para la vista

Las alternativas del Bizkaia casi siempre funcionaron. Buena defensa de choque, asumiendo el riesgo de las personales (32 ayer). Arranque de la sinfonía al ritmo de doses más uno con D'Or Fischer como suministrador de balones. Banic y Vasileaidais sin fallo en la primera parte y Raúl desempolvando el manual de siembra de triples. Lo dicho párrafos atrás. Era una bendición para la vista lo que ocurría. Aperitivo de 14-0. Los optimistas rememoraban el tercer partido del play-off, cuando los vizcaínos desfiguraron a los madridistas camino de una plaza en la gran final de la ACB. Negro sobre blanco, perfecta impresión. No había, pese a la calidad visitante, síntomas para la preocupación.

Carroll estaba maniatado, Pocius lo mismo. Rudy luchaba contra los hombres de negro y su propio ego. Ahora arranques del talento que le sale por las orejas, ahora en modo 'Actors Studio', dramatizando su presencia. Un tapón increíble de D'Or Fischer le clavó al suelo en la reanudación. Fue cuando los locales corrieron como posesos, rapiñaron posesiones por doquier y dejaron el marcador en un 62-43 que era como una aparición mariana. Para más regodeo popular, Llull falla tres tiros libres seguidos bajo el coro de miles de voces ensartando su apellido en una secuencia sin fin.

Pero este Madrid tiene más vergüenza torera que el anterior y se llevó al pilón al Bizkaia en cuanto activó a Reyes y Tomic. Desde dentro usurparon el protagonismo y Rudy y Llull acompañaron con acompasadas palmas que acabaron convertidas en un martirio. Parcial de 2-19, con triple del base menorquín cerrando el tercer acto y su consiguiente guarnicion en forma de desplante a la galería. Perdido el rumbo en ataque, la 'perla negra' comenzó a virar para acabar llegando siempre al mismo sitio, sin avanzar una milla. Pero fue entonces cuando los jabatos demostraron que están capacitados para todo tipo de empresas.

En esos momentos en los que el más valiente se rila, en el Bizkaia sólo se veían manos alzadas, voluntarios para no dejar caer el andamio. Jackson recuperó el tono, Mumbrú los galones, Vasileiadis la puntería y Grimau el sentido de la vida. Dos rebotes suyos, uno en cada canasta, en el último minuto prologaron el triunfo, acabado de hacer en el horno de los tiros libres.


VIDEO RESUMEN BIZKAIA BB86-R.MADRID 82(hacer click para verlo)