Iker Muniain: "Para achantarme me quedo en casa"

El delantero explica que "puede parecer que va un poco rápido, pero trato de tomarlo con tranquilidad"

Divertido, directo, espontáneo... El espejo refleja la misma imagen de Iker Muniain dentro y fuera del terreno de juego. Un ligero precalentamiento para coger la dosis necesaria de confianza y aparece esa mirada traviesa. La misma que deben ver los defensas sobre el verde cuando se inventa una de esas jugadas de dibujos animados. El delantero muestra cierto atrevimiento, pero barnizado con la mayor naturalidad. Acepta los retos y los juegos con una finalidad, divertirse y hacer que los demás disfruten. Sin que la velocidad le desborde. Sin duda, un jugador distinto.

Muniain siempre muestra alguna ocurrencia en sus apariciones ante la prensa. "Un poco de vidilla, si no, esto se viene abajo...", lanza. Ya está enredando. El navarro, a sus 18 años, está en plena explosión creativa, como se vio ante el Sporting. Pero no trata de correr más de lo debido. La marcha justa. "Puede parecer que va un poco rápido, pero trato de tomarlo con tranquilidad. Como empiece a volverme loco... Un día estás arriba y al siguiente puedes decir adiós. Por eso hay que tomarlo con tranquilidad y seguir trabajando", manifiesta.

Despega sobre el verde, pero mantiene los pies en el suelo fuera del rectángulo de juego. Y es que algunos ya le han comparado hasta con Messi. Se impone un dribling. "Para llegar ahí... Yo no he hecho nada y él es Dios. Para mí y para mucha gente. No tiene ningún sentido (que se le compare)". En ese debate entre el argentino y Cristiano opina que "ahora mismo Messi está por encima de Cristiano, que es un jugador 10". Aunque abre bien los ojos para aprender "de Messi y de todos, igual de una Liga que no se conoce".

Muniain admite que el último choque con los asturianos "puede que haya sido el mejor, faltó el gol. Pero me quedé muy contento". No marcó, pero asistió a Toquero. "Se la debía", recuerda volviendo al partido ante el Racing. "Como marcar no hay nada, pero la satisfacción de asistir es casi tanto como la del gol", aclara. Y cuando fue relevado, ya con 3-0, pensó aquello de 'misión cumplida'. "Al principio me iba insatisfecho, es normal, hay días y días, ahora sí me voy con buenas sensaciones. Eso es bueno para el futuro y la confianza", reflexiona.

Esa satisfacción era totalmente lógica, había puesto en pie al público de San Mamés, que coreó su nombre. "Es de locos, se me ponía la piel de gallina, impresionante". Pero en este punto rescata la humildad que "desde siempre y ahora más" le han inculcado sus padres. "Si el equipo no estuviese como está, yo tampoco estaría a este nivel", dice. Y eso que, teóricamente, le toca empezar las jugadas pegado a la línea de cal. "Casi siempre he jugado de segundo punta y alguna vez en la banda...", explica. "Pero tampoco estoy mal ahí ¿eh?", añade con rapidez de reflejos.

El joven delantero comenta que con el paso de los partidos "los rivales te conocen más, pero también tú a ellos -dando a entender que sabe buscarles las cosquillas-. Es una guerra mutua". Y en esa batalla es de los que no abandona la primera línea. "Es que para achantarme me quedo en casa". También celebra que está acabando los encuentros con más combustible en el depósito. "Físicamente, me estoy encontrando muy bien, a gusto. Estoy llegando bien a los minutos finales. También voy aprendiendo a dosificarme", apunta. Su reciente fama también le va dando respiros: "Hay días tranquilos y otros no. Pero no es una cosa que me agobie".

Ahora disfruta de minutos, pero al inicio de temporada le tocó esperar turno en el banquillo. "Empezó jugando Gabilondo, yo seguí trabajando y ahora parece que el míster está confiando más en mí. Pero no quiere decir nada, en cualquier momento puede jugar otro que puede hacerlo igual o mejor", señala, al mismo tiempo que reconoce que no convive demasiado bien con la suplencia: "Claro que todos queremos jugar y el banquillo te fastidia. Pero para decidir está el míster".

Precisamente, indica que de Caparrós no tiene "ninguna queja". El navarro destaca que "todo son palabras buenas, me ha ayudado mucho y le estoy agradecido". Momento para tirar de la función de rebobinado para ver cómo empezó su película en el primer equipo. "Cuando vino preguntó por mí, llamó a mi padre y le dijo que tenía que hacer la pretempoda. Yo tenía 14 años. Y hasta ahora". En su primer 'stage' sufrió "una roturilla en el cuádriceps, pero es que era un chaval", suelta con gracia desde su reciente mayoría de edad.

Guarda como oro en paño su primer gol como león, el salvador en Suiza en agosto de 2009. "El día del Young Boys sabía que la iba a meter, intuición. El míster me decía que me pusiese atrás, que algo me caería. Y antes ya me vi celebrándolo", rememora. En ese curso hizo un paréntesis para jugar con la selección sub-17. Después, le costó volver a las alineaciones. "Sí, jugué hasta el Mundial de Nigeria, luego no sé.... Y hasta ahí puedo leer". Risas.

Lo que Muniain agradece de corazón es el trato que le ha dispensado el vestuario. "Amorebieta me ha cuidado de la leche desde el principio, estaba en la habitación conmigo, me venía a recoger a la residencia...". Un ejemplo. El navarro se veía en la caseta y alucinaba. "Para mí era como estar en una burbuja, les había visto por la tele y ahora estaba con ellos. Con Yeste, que me sorprendió porque es encantador, el 'Gallo' (Etxeberria)... Me ayudaron mucho. El 'Gallo' es un fenómeno. Escuchándole siempre aprendías algo", recupera de su memoria reciente.

De nuevo recoge el guante. Más juegos de mesa. ¿Aprendía las cosas buenas y las malas? "Más buenas que malas", replica sonriente. ¿Y va a ser más gallo que él? "Es imposible. Bueno ya veremos...". Carcajada. Miradas de complicidad. El genio inventa de nuevo. Más trucos nos esperan. Su fútbol travieso es una promesa. Diabluras