El Bizkaia Bilbao Basket estrena la era Miribilla

El Bizkaia Bilbao Basket estrena la era Miribilla

Pese a los motivos para la excitación, apenas se ha percibido un ambiente especial, distinto al de jornadas más comunes

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Comienza la era Miribilla. Y parece que lo hace con el paso cambiado. El Bizkaia BB estrena ya con rango oficial la que será su morada definitiva y da la sensación de que se trate de un partido más. El Bilbao Arena se abre para que los hombres de negro litiguen con un rival de Euroliga y no se ha percibido excitación alguna durante la semana. Se presenta la franquicia vizcaína, en definitiva, ante los suyos y con el prólogo de un apalizamiento a domicilio como si formara parte del menú habitual.

Los llamamientos a contar con un fortín, con una cancha que sea sinómimo de cárcel para los oponentes, a que la afición ponga a prueba la acústica del recinto, sencillamente no se han dado. Sí, de palabra en un renglón de la cita mediática semanal de Katsikaris. Y poco más. Igual son simples figuraciones, pero no se ha apercibido el ambiente previo más deseado para este partido.

Tampoco entre bastidores se siente ese nerviosismo positivo propio de un estreno. El Bilbao Arena volverá a pasar una prueba esta matinal, pero da la sensación de que todo seguirá como estaba dos semanas atrás, cuando se homenajeó merecidamente a Javi Salgado. Las barandillas molestas continuarán erguidas en su lugar; los informadores recluidos en una improvisada atalaya, dada la limitación de cabinas y su incomodidad (hay que certificar la calidad de pívot para poder ver sentado); el aparcamiento convertido en una suerte de tema tabú; y un rancio tufillo a cruce de acusaciones, de apuntar al prójimo en lo referente a la responsabilidad, que en público no se reconocen. Lo dicho, que quizá sólo sean figuraciones. Pero no lo parecen.

A seguir la línea

Lo que es real es el segundo puesto que ocupa el Bizkaia tras su buena actuación en el Nou Congost. Esa testimonial plaza cabecera no sabe de conflictos. La ganaron los hombres de negro en buena lid y mejor juego, defendiendo duro y encontrando en la misma trinchera la inspiración artillera; ráfagas de fuego que condujeron al enemigo a la claudicación. También es palpable la implicación de una plantilla que quiere sacar partido a la limitación al ámbito nacional del calendario. Jugadores con una causa común abierta, dispuestos a avanzar a la espera de nuevos reclutamientos, de la recuperación de la tropa que duerme en el hospital de campaña.

Hoy es el primer día del resto de la vida del Bizkaia BB. Esa era Miribilla que suena con impacto, redonda, que acompañará durante (esperemos) muchos años a la franquicia que hace una década arrancó con el firme propósito de desenterrar el baloncesto profesional en la villa. Como tal debería celebrarse. Se está a tiempo. Al fin y al cabo, como diría el recordado Richard Scott, «es baloncesto, man». Eso, un partido, dos equipos, tres árbitros y miles de almas reivindicando a los suyos como merecedores del Olimpo. Ejercicio de abstracción. Una matinal dominical con rango de debut, de presentación de credenciales, de conocimiento (en muchos casos) del nuevo hogar. Una cita deportiva que testará el modelaje realizado en la plantilla por Fotis Katsikaris. Tiene buena pinta, pero las experiencias más recientes han inculcado el sentido de la cautela.

Aún con bajas, pero con refuerzos temporales que han puesto el pecho por delante. Como Martin Rancik, quien hoy podría despedirse como hombre de negro tras haber suplido la ausencia de Axel Hervelle, lanzado en la recta final de su recuperación física con la marca en el calendario puesta en el duelo contra el Real Madrid del próximo sábado, también en Miribilla.